JAVIER URRA
Desde las hojas que componen este libro, que recogen muchos de los
pensamientos plasmados en artículos ya publicados en distintos periódicos durante los últimos años, el autor quiere contarnos, compartir, servirnos, enseñarnos, etc. Enseñarnos, por ejemplo, a no tomarnos tan en serio a nosotros mismos, aunque debamos aprender a querernos igual que queremos a los demás. A saber disfrutar de los buenos momentos, siempre que tengamos presente que también los hay amargos. A emplear la imaginación para superar aquellos obstáculos con que nos va poniendo a prueba la vida que a cada cual le toca en suerte. A asumir que cada día que pasa es absolutamente único, irrepetible e
irrecuperable. A adaptarnos y liberarnos de prejuicios poniéndonos en el lugar del otro cuando nos falla la percepción, que normalmente es en demasiadas ocasiones. A perdonar, a dialogar. A que los buenos propósitos que cada uno se hace, sobre todo a principios de año, no se queden sólo en eso, sino que se lleven a cabo, desarrollando y jercitando
día a día, como si de un músculo se tratara, nuestra a veces débil voluntad. Y todo esto, ¿cómo nos lo enseña? Pues acercándonos a la actualidad, tratando temas como la violencia doméstica, la convivencia en familia, lospadres, los abuelos, el divorcio, materias como la educación
de los hijos,abordando tanto cuestiones generales como asuntos concretos, cotidianos y tan prácticos como la paga que conviene darle a
los hijos según la edad, o el castigo más apropiado según la falta cometida. Y ¿cómo llega a sensibilizarnos? Dándonos, en ocasiones, su
testimonio personal, que es algo que siempre ayuda a que el mensaje
llegue mejor.
